Adquieren vocabulario. Leyendo los niños van descubriendo palabras y formas de expresión que poco a poco van incorporando y haciendo propias. Poco a poco irán ganando soltura y notarás como se expresan mejor, con mayor facilidad y mayor dominio de palabras. El niño aprende nuevo vocabulario, a usar correctamente el lenguaje e, incluso, a escribir sin faltas de ortografía.
Mejora la expresión. Cuanto más vocabulario aprendan mejor se expresarán. Un niño que lee se expresa de una forma mucho más rica que uno que no lo hace.
Desarrollo de la imaginación y de la creatividad. Al oír leer a sus padres el niño se imagina la historia y los personajes, y por supuesto al leerla también. Esto hará que su imaginación se desarrolle y que la creatividad se incremente. No se si hay una herramienta mejor para darle a tus hijos que la posibilidad de que sean creativos.
Mejora de la comprensión y el entendimiento. Muchos problemas futuros académicos vienen por una comprensión lectora deficiente o muy poco desarrollada. Un niño que lee desarrolla su comprensión y es capaz de entender sin problemas los textos que lee. Cuánta falta hace hoy en día que algunos adultos entiendan lo que leen, lo que dicen y que sepan expresarse… y que cuando escriben sean capaces de hacerse entender…
Disminución de problemas de concentración. Leer supone una atención que poco a poco hace que los niños cojan disciplina y mejoren su capacidad de concentración. Esto es algo importantísimo para sus estudios en años futuros.
Desarrollo de la personalidad. Aunque no lo parezca, conocer a los miles de personajes que los libros encierran hace que el niño aprenda a relacionarse y a formar su personalidad. Leer hará que el niño se relacione mejor socialmente.
Ejercita el cerebro: la acción de leer es una tarea que representa cierta complejidad para el cerebro, por lo tanto el niño está estimulando habilidades como la memoria o el entendimiento.
Conocimiento del mundo: los libros en sí mismos son un aprendizaje ya que el niño puede conocer aspectos sobre el mundo casi sin darse cuenta a medida que pasa las páginas.
Conocimiento de los demás: los libros ayudan a los niños a ponerse en el lugar de los demás, a conocer los sentimientos y los puntos de vista de otras personas. Esto hace que el niño trabaje la empatía y sea más flexible.
En los libros, tus hijos van a encontrar un amigo fiel para toda la vida: el niño que adquiere el hábito de la lectura tendrá un compañero en el que encontrar respuestas o consuelo en los malos y los buenos momentos. Precisamente en esos momentos en los que el niño tiene dificultades, si es lector puede encontrar alivio o el consejo que quizás no encuentre en su entorno.
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