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FRENTE AL ESPEJO

Hoy me levanté y me miré al espejo. Veo que tengo manchas, veo que tengo arrugas. Veo que en cada surco de mi rostro hay retos que tuve que sortear. Veo intentos por salir adelante, por superarme.

Veo que busqué hacer de cada obstáculo una oportunidad de crecer. A veces me fue mejor, otras hice lo que pude. Me miro en el espejo y no me quejo ni me enojo.

Ya no me cargo de culpas.

Me permito llegar donde sea que llegue y todos los días me recuerdo la importancia de haber aprendido a decir que no.

A escucharme, a seguir mis instintos. Sin embargo a pesar de lo vivido, a pesar de lo que a veces creo que lo he superado, cada tanto siento un fantasma que me acosa.

Que vuelve con su halo destructor a llenarme de dudas. Vuela en círculos. Me siento su presa. No puedo evitar cuestionarme las razones por las que dejé de hacer una u otra cosa que sé que pueden ser peligrosas. Me recuerdo que es difícil ser capaz de vivir pensando que esa fiera que acecha lo hace constantemente a la espera de un descuido. Todo vuelve a mi cabeza.

Vuelve el miedo y me recuerdo que vivir con ese sentimiento no es vivir.

Vuelve la idea de dolor. Pienso en todas las personas que viven con miedo. Pienso que no hay nada peor que encontrarse paralizados de terror. Pienso en las decisiones que uno toma para intentar superarse.

Pienso en las personas que han tomado caminos sin vuelta atrás, aquellas que incluso han perdido la vida en el intento. Pienso, y entre más pienso veo pronunciarse aún más mis arrugas, mis manchas cobran más fuerza, los surcos de mi rostro son más profundos. Me miro al espejo, hago el recuento mental de las cosas que no puedo hacer. Conozco la lista… Me miro y me doy cuenta que, como tantas otras veces, volveré a tomar a mi fantasma por las astas para destruirlo. Tal vez nunca sea capaz de sacarlo para siempre de mi mente. Habrá que seguir aprendiendo a lidiar con la idea eterna de esta enfermedad que no permito que me alcance, pero al menos sé que tengo una nueva oportunidad. Me miro al espejo y veo mis arrugas, mis manchas, los surcos. Me miro al espejo… ya no estoy parada en el mismo lugar.


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