Siempre me llamó mucho la atención la pasión de las personas por el fútbol, incluso yo misma me consideré en algunas épocas de mi vida, como una hincha “fanática” que iba a la cancha e incluso hasta lloraba por mi equipo.
Hace unos días encontré a mis hijos jugando con una vieja radio que era de mis padres y que traje de Argentina. Una reliquia que funciona perfecto gracias a que mamá la cuidaba y en más de una oportunidad mandó a arreglar en vez de tirar a la basura.
Los chicos apretaban los botones y giraban el dial. Coty me preguntó para qué servía ese aparato, entonces le conté esta historia que les voy a compartir y que me llevó a los orígenes de mi amor por el futbol.
Hace muchos, muchos años, fue el 20 de septiembre de 1987, en mi casa de Roque S. Peña, una tarde de casi primavera entrerriana, comenzaba a disputarse un partido entre 2 de los grandes equipos de Argentina: Racing Club y Boca Juniors. Poco me importaba a mí el evento, pero mi papá palpitaba de emoción.
Durante aquellos 90 minutos, mi hermano y yo lo mirábamos gritar, saltar, llorar, pegado a esa misma radio con la que mis hijos ahora jugaban. Me acuerdo verlo, pararse, sentarse, dar vueltas alrededor de aquel aparato, sin poder controlar los nervios. La oreja pegada al parlante. El cigarrillo constantemente encendido. Y los estrepitosos rugidos de GOL que salían del alma.
Imposible olvidarlo.
Inolvidable el asombro que yo, con unos 6 años, experimentaba frente a tanta pasión.
Racing Club, el equipo de mi papá y mi abuelo, que terminó por convertirse en el de mi hermano, goleó a su rival nada más y nada menos que 6 a 0.
Mientras compartía esta simple historia con mis hijos, me daba cuenta de que es difícil tanto de entender como de explicar qué es lo que moviliza tan profundamente del futbol. Ya no busco respuestas sobre la pasión y la locura que genera este deporte, hay demasiadas preguntas en este mundo que no tienen respuesta.
No recuerdo demasiadas cosas, pero sin lugar a dudas, la imagen de ver a mi papá tan desbordado de felicidad hizo que nunca más me olvide de aquella tarde en la que los hinchas de Racing fueron felices.
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