Unos días antes de sentir que mi bebé estaba listo para nacer, mi bombón mayor (leáse también marido), me sacó esta foto.
A mí la panza me empoderaba. Era un caudal de energía femenina poderosa. Gigante pero poderosa.
Crecí en el seno de una familia matriarcal, o sea que todo lo femenino es sinónimo de fortaleza, de lucha, de garra, de convicción, de nunca bajar los brazos.
Las mujeres son árboles dónde el resto de la familia se resguarda, el lugar donde nos sentimos todos a salvo...
Qué maravilla ser mujer. Qué maravilla ser capaces de parir. Qué maravilla no parir y ser capaces de ser madres de todas formas. Qué maravilla los superpoderes que tenemos. Ya pasaron varios días desde que tengo mi bebé en brazos y no más en la panza y ahora siento que no extraño la panza porque tengo a Clemente conmigo.
Más poderosa me siento de haber sido capaz de ayudarlo a nacer.
Al final del embarazo dormir con la panza es una tarea complicada, ahora dormir con un bebé recién nacido también lo es, o sea que eso no ha cambiado mucho, lo que cambia es que a esas altas horas de la madrugada en las que todos duermen y yo estoy despierta alimentando al pequeño, al menos puedo llenarlo de besos y sentir ese olor que solo los bebés tienen.
Y sí, agrandar la familia es cansador, la adaptación es agotadora, pero es un tiempo de amor, es un tiempo de familia, de hacer lo que se puede y hasta dónde se pueda. Es un tiempo para no ponerse objetivos complicados, sino dejarse llevar sin reproches, ya que al fin y al cabo, aunque seamos mujeres fuertes y superpoderosas, sabemos que descansar también es parte de crecer.
¿O acaso no volverían una y mil veces a sentir el mismo cansancio mil y una veces? La difícil tarea de ser madre vale las desveladas y los dolores... o al menos eso creo yo...
¿Vos qué pensás?
Sentirse hermosa durante el embarazo también es increíble, a mí me pasó con este vestido de @oficialbouquet ... #powermama a pleno! #hispanicmoms #sofizermoglio #mommyblogger
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